domingo, 4 de febrero de 2018

La ciberciudad

Hay gente que tiene poderes psíquicos en Sukero. Después de todo, cuando alguien en afirma en al ciudad que dobla cucharas en la mente, recibe visiones del futuro a través de alienígenas o sobrevive solo gracias a la luz del sol, hay una posibilidad entre dos de que sea cierto. No obstante, hay algo en Sukero más común y fiable que las divagaciones de locos con mucha fuerza de voluntad.

En el año 20X7 y en Sukero, una de las mayores ciudades del Pacífico, buena parte de la población se conecta por medio de gafas y dispositivos especiales a la realidad aumentada que cubre Sukero. Y lo usan para lo que cualquiera usaría realidad aumentada: hacer videollamadas con el pensamiento, conectarse a su coche inteligente, copiar en exámenes, jugar a videojuegos, descargar imágenes de gatos y ver anuncios que hay por toda la ciudad. Es como tener un smartphone enchufado a los ojos.

Los implantes cerebrales, el siguiente paso lógico, aun están en una fase temprana y de momento solo se usan para tratar a pacientes con problemas en el sistema nervioso central. Pero por supuesto, después de usarlos un tiempo con fines recreativos, los hackers descubrieron que usando circuitos metanaturales especiales podían modificar estos implantes para que fueran más responsivos y tuvieran una gran capacidad de procesamiento. De pronto tener estos implantes de alto rendimiento les daba la capacidad de observar por las cámaras a voluntad, abrir y cerrar puertas con el pensamiento, manipular ascensores, conducir coches, etc. y eso como mínimo.

No sorprenderá que solo un quinto de las personas equipadas con estos neuroimplantes, los llamados mindrunners, esté registrada y los necesite de verdad para fines médicos.

Esto en muchos otros lugares del mundo no sería necesariamente un problema, pero estos mindrunners furtivos por lo general tienen solo un propósito: hackear todo lo que sea necesario. Y eso es un problema en una ciudad como Sukero, donde hasta la maldita plancha de los gofres funciona con un componente electrónico conectado a la red.

La ciudad tiene que lidiar con gente que puede detener coches inteligentes en seco casi a voluntad, abrir puertas de seguridad como si fueran las de un supermercado, producir apagones controlados, robar datos solo con pensarlo o desactivar las pistolas de la policía.
Pero eso es solo raspar la superficie, ya que obviamente no se limitan a hackear coches o puertas. A menudo usan sus sistemas para leer los pensamientos de otros usuarios de neuroimplantes. A veces pueden llegar a controlarlos por medio de virus o incluso matarlos sobrecargando sus cererbros con un golpe mental.

Además, más de la mitad de Sukero está constantemente siendo grabada por una enorme red cámaras y/o micrófonos fijos o en drones, por ejemplo. Incluso hay nubes de nanobots totalmente indistinguibles del aire que graban constantemente. Un mindrunner no tendría demasiados problemas intentando ver u oír cosas que ocurran en otros lugares de la ciudad. A menudo en 3D. Eso unido a las grandes capacidades de procesamiento de que son capaces, permite a los mindrunners más capaces realizar simulaciones tan avanzadas que no pocas veces son predicciones acertadas del futuro.

Por no hablar del datascape. Los mindrunners no ven simplemente la ciudad, sino la ciberciudad, una interfaz de realidad aumentada que superpone las redes y canales de información a la visión habitual de Sukero, más allá de lo que permite la realidad aumentada. Como si no tuviera ya suficiente neón y led. El datascape lo forman no solo estas redes de datos visibles para los mindrunners sino también las entidades que habitan solo estas redes como programas, inteligencias sin cuerpo, conciencias digitalizadas por error (o no) de presonas fallecidas, etc. Mientras los mindrunners están en el "mundo real" con los ojos cerrados y las manos en las sienes, sus ciberproyecciones están interactuando con el datascape. Individuos cuyas skillz sean especialmente MAD pueden interactuar sin problemas con el datascape mientras mantienen siguen manteniendo todas sus capacidades motoras y cognitivas en el "mundo real".

De modo que, en efecto, no hace falta tener poderes psíquicos en Sukero. La tecnología los ha dejado obsoletos. 

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